Peueña historia sin ningun tipo de código

Un sueño, una luz.

¿Desde cuándo la gente habla tanto y dice tan poco?, pensé, y me volví a mirar la cartelera que a mis espaldas anunciaba "La música que mueve tu esquema, es la que suele no gustarte", probablemente no decía eso, pero eso fue lo que quise interpretar y me bastó para elaborar una reflexión severa acerca de mi propio pensamiento ¿Que tal, si lo que esas personas dicen, esta cargado de experiencias sociales, y permanece en un código que yo no puedo entender? con poco entusiasmo, y sin demasiadas soluciones me dediqué a caminar, como si pudiese desaparecer así el terremoto de pensamientos que parecía absorber lo ultimo que quedaba de energía en el día.
En el banco de la plaza, supe reposar mi cuerpo, y por un instante me sentí lo suficientemente cansada para cerrar mis ojos. Hundí mis pies en la arena mojada y fue así que el sueño se apoderó de mi, quizás por que sabía que no era un lugar cómodo ni seguro, mi inconsciente fue sutil. Descubrí los colores, los olores, y en un instante de lucidez vi la imagen: esa bella obra de arte que resplandecía con sus destellos, que parecía suspenderse en el aire con estilo, bailando una sublime danza. Lo inexplicable, lo inaudito se hizo figura en mí y no pude evitar la sonrisa, parecía fugarse por mis comisuras aquellos dejos de felicidad perdidos en cada desilusión. Una sensación de excepcional inestabilidad, me distrajo y fue entonces el vértigo en mi cuerpo, el que tomó el control del escenario, todo era tan desatinado, que comencé a a sentirme a gusto con las circunstancias, pero el exceso de una sensación ajena al medio desgarró todo el guión, y era el desacertado frío, a levantarme.
Con la cara un poco mojada por el rocío, volví a mi viejo hábito de caminar, dirigiéndome a casa. La luz de la luna resaltaban el contorno de mis mejillas y las noches nada son sin ese cuerpo que las hace resplandecer, ¿Cuál será el don de las estrellas que apacigua el peso que yace en el corazón del deslumbrado? Si en uno de los ojos se escapa la luz, entonces un reflejo lo cierra para que las oscuridad no invada el alma, ¿Y por dentro?, es ahí donde MI luz, cobra vida en la espontaneidad de un segundo, y me hace recordar tal como en los sueños, que lo mas bello de lo conocido vive en mí, y con el aura cargada de la simpleza de un buen día, no he de extrañar la noche, si el sol me acompaña en cada tarde reflexiva.
Si puedo despedirme de las hojas que bailan al compás de el viento aventurado, es por que se labrar en mi, cada detalle del movimiento, y así en un sueño que se compadece de mí, vuelvo a verlo hecho vida, dentro de mi cuerpo, jugando con cada una de mis emociones.

No has de cerrar la puerta, sin volverte a mirar la luz que se escurre por la hendija, no debes olvidar que en cada paso una sombra te acompaña, gracias a la luz que se creó para ti.




VICTORIA SOLEDAD BALLESTER